Psicología perinatal

Cuando nace un bebé, a su vez, una madre nace.

Durante el embarazo, algunas mujeres vivimos una especie de idealismo de lo que será la situación al nacer nuestro bebé. En el mejor de los casos, estamos protegidas y centradas en lo que imaginamos que es tener un bebé, ser madres, criar, etcétera.

A veces nos encontramos demasiado preocupadas como para disfrutar de la gestación o tenemos miedo. Cuando estas emociones opacan totalmente el disfrute, podemos contactar con una profesional de la salud mental especializada en psicología perinatal. Lo más habitual es vivir el embarazo atravesando todas las emociones.

¿Cómo puede ayudarme la psicología perinatal?

Si contamos con recursos para no quedarnos atrapadas en esas emociones que no nos permiten disfrutar y vivir plenamente el momento del embarazo, si podemos fluir, danzar, navegar y penetrar en cada mensaje que nos trae la emoción y después dejarla ir, estaremos aprovechando los meses de gestación para conocernos un poco mejor y prepararnos para recibir a nuestro bebé un poco más despiertas a nuestro cuerpo.

En mi opinión, la preparación no pasa por leer a otros, aunque a veces nos pueda inspirar, sino por leer nuestro propio cuerpo y estar a la escucha de lo que sucede dentro. Si es que es posible prepararse para ser madre, que lo dudo, este ensayo pasaría por trabajar la mirada interior, qué me gusta a mí, qué necesito yo, qué me hace disfrutar, cómo puedo organizarme yo. Todo atendiendo a la situación real y concreta que nos concierne.

Entonces, ¿qué necesita una madre recién nacida?

Necesita estar junto a su bebé. Estar juntos y amarse. Es decir, tener todo el tiempo del mundo para mirar a su criatura, deleitarse, atenderla (amar es atender) y a la vez, mirarse a sí misma. ¿Qué estoy necesitando ahora?, ¿cómo me siento?, ¿puedo compartir con alguién lo que estoy viviendo?. ¿Cómo aprendo a cuidarme ahora que tengo que cuidar constantemente a otro ser?. ¿Cómo me cuido si aparentemente no tengo ni un segundo libre?.

Una madre necesita estar junto a su bebé, en los primeros meses, el mayor tiempo posible. Necesita alimentar a su propio bebé interior, el que fue y sigue en ella habitando.

Me parece interesante que cada madre pueda mirar dentro de sí qué es
lo que necesita y tenga el coraje de pedirlo o concederselo sin
reservas, confiando en que darse eso que está necesitando es lo que va a nutrir la relación.