El concepto de bebé de alta demanda lo acuño por primera vez el pediatra William Sears haciendo referencia a lo que el bebé exige del adulto cuidador de referencia. Yo lo he usado desde el principio con mi primer hijo, porque respondía sobradamente a todos los ítems que lo definen. Sin embargo, permitidme que utlice un término que para mí fue clave, al cambiar el foco de atención de mi percepción: bebés con altas necesidades.
Es decir, el bebé no exige, el bebé necesita. Y estos bebés necesitan más ayuda para regularse que otros bebés.
Si bien no deja de ser una etiqueta más, recordemos que a veces las etiquetas lo único para lo que sirven es para descubrir que lo que le pasa a nuestros hijos es bastante más común de lo que nuestro entorno puede pensar, que no estamos solos en ciertas situaciones (hay comunidades de apoyo de padres), y que en definitiva ni estamos locos al percibir peculiaridades en nuestros hijos (bien, quien no las tiene) ni son anormales ni, muyyyyy importante, nadie tiene la culpa: no hemos hecho nada mal como padres.
Una vez más, escribo desde la experiencia.
En general, el bebé de alta demanda responde a estas características:
- Dificultades para regular su sueño. Sueño inestable, dependiente de contacto…
- La lactancia no es sólo alimento. Esto suele ser así pero en estos casos se hace más evidente. Será su forma de regular sus emociones durante mucho mucho tiempo, lo que hace que las crisis sean monumentales y la entrega de la mamá en ciertas épocas muy dura, realmente.
- Necesidad alta de contacto : llevan mal estar en cunas, carros y demás dispositivos, de ahí el éxito del porteo en estos casos.
- Absorbentes. Necesitarás recargar pilas como madre, padre, cuidador, los tiempos fuera son para ti!
- Intensidad en todas las respuestas: y este quizás es uno de los signos que lo acompañarán durante más tiempo. Cada etapa de su vida estará gobernada por esta intensidad: regulación de emociones y rabietas… Quizás lo que percibamos es que la respuesta a por ejemplo que se les caiga un helado o algo que les gusta es de enfado , como a cualquier niño, pero la intensidad con que lo hacen sea más explosiva. pero también pasa en la forma de vivir lo positivo, es una chispa especial.
- Inestabilidad: es difícil que encontremos fórmulas mágicas o recetas para superar las dificultades . será un aprendizaje continuo, durante gran parte de nuestras vidas.
- No se calman solos. De ahí que te necesiten de forma más evidente que otros bebés. El contacto y la crianza en brazos se vuelven una necesidad no una opción.
- Insatisfechos. Esa es la sensación que nos dan a los papás cuando ya no sabemos que más hacer. Yo creo que es por esa hiperenergía que contienen y voracidad por descubrir el mundo.
- Hiperactivos. Derrochan energía, les cuesta estar quietos en cualquier entorno… Mi hijo por ejemplo es el que siempre se sube al escenario si puede en los conciertos, disfurta con actividades muy movidas psicomotrices, y de pequeño no había foma de llevarlo en el carro, quería ir gateando por la calle a todos lados…
- Hipersensibles. Es frecuente que reaccionen a los ruidos, olores y otro tipo de estímulos con menos umbral que otros niños. Recuerdo la dificultad para encontrar la temperatura adecuada en los baños, el rechazo a ciertos olores de lo que comemos los de alrededor…como aunténticos desencadenantes de berrinches.
Por ejemplo en la etapa de sensibilidad al orden que menciona Montessori que surge sobre los 2-2,5 años esto se nos hizo muy difícil: porque esa necesidad de estabilidad se convirtió en nuestro caso en una rigidez importante: mismo vaso para beber cada noche agua o rabieta descomunal.
No todos cumplirán con todos estos ítems, pero lo normal es que lo hagan con la mayoría.
Para terminar, me alegro de haber escrito este post, pues al hacerlo he revivido estos 4 años y medio con mi hijo, sí, difíciles e intensos pero llenos de aprendizaje y desarrollo para mí (al límite de mi estabilidad mental tengo que reconocer). Con ello te estoy confesando que la cosa no acaba cuando dejan de ser bebés…la intensidad sigue.
Se dice que la paternidad y la crianza son una oportunidad para el crecimiento personal, y es totalmente una realidad, en mi caso me ha situado donde la vida quería que estuviera, y me ha alejado de lo que me sobraba y yo no era consciente.
Al contaros cositas de estos niños me ha despertado una ternura inmensa, la misma que siento cuando oigo llorar a un niño por la calle que no es el mío y me recuerda cuando pasó esto o aquello y yo no supe entender que pasaba y por lo tanto acompañarlo como hubiera querido.
Como madre no te deseo un camino recto ni corto, pues no suelen ser los acertados, te deseo un recorrido consciente en el que seas capaz de disfrutar del paisaje.