Cómo cuidar del ombligo del bebé

Unas de las cosas que más miedo dan de todas las necesidades que los recién nacidos tienen es cuidar del ombligo del bebé.

Recuerdo que, estando embarazada, pensaba delegar esa tarea en mi marido o en mi madre y no tocar esa «tripa colgandera» hasta que se hubiera caído, secado, o lo que quisiera hacer.

La realidad fue que después no dejé que nadie se acercara a mi bebé y prefería encargarme yo de todo lo que tenía que ver con la niña, aunque me diera asco y miedo. Y, de verdad, que no fue tan terrible.

Qué es el ombligo y por qué está ahí colgando

El cordón umbilical es esa tripa larga con la que el bebé está conectado a la placenta durante el embarazo. Por el cordón el bebé recibe todo lo que necesita de su madre en este periodo pero una vez que el bebé nace deja de tener una función, así que se corta y se deja que se seque y caiga dejando una cicatriz que llamamos ombligo.

Nuestra misión como padres del bebé es mantener limpio y seco el trozo de tripa que queda colgando para que no se infecte ni sangre mientras se seca.

Y… ¿cómo debemos cuidar del ombligo del bebé?

La matrona en el centro de salud, y después los enfermeros en el hospital, nos recomendaron usar agua y jabón neutro y mantener bien seco. También recomiendan agua y jabón desde la AEPED.

Así un par de veces al día preparábamos agua jabonosa, desliábamos la gasa que estaba en el ombligo de la niña, lavábamos el ombliguito con una gasa nueva sin dejar restos de jabón, secábamos muy bien la zona con otra gasa y con otra gasa más (por supuesto limpia) liábamos el ombligo otra vez.

Cuando a mi hija se le cayó el ombligo, que lo hizo muy pronto, se le quedó una bola de algo que parecía una gelatina blanca. En ese momento el pediatra sí nos recomendó añadir a la rutina del agua y jabón y un poco de cristalmina para ayudarle a no infectarse. A los pocos días la bola blanca se puso negra y se le cayó también.

Algunos días la zona se puede manchar o mojar de caca o pipí (mojarse de pipí les pasa sobre todo a los niños), y necesitaremos limpiarlo más de dos veces al día, no es problema, el problema puede venir si la zona no está limpia y seca.

Qué no debemos hacer al limpiar el ombligo

• Usar algodón, ya que puede dejar restos, siempre es preferible usar gasas estériles.
• Usar alcohol de 70º, antes se limpiaba con este desinfectante pero puede dañar la delicada piel del bebé. Agua y jabón es suficiente con unas condiciones de higiene mínimas.
• Usar povidona yodada, (como el betadine) porque el yodo puede afectar negativamente en el tiroides del bebé, de hecho ni en el embarazo ni en la lactancia debemos usarlo.
• Usar mercurocromo o mercurobromo (la típica mercromina, vamos) ya que este antiséptico puede causar eccemas en la piel del bebé y además su color nos impedirá ver si hay alguna anomalía en el cordón.
• Usar vendas, fajas o cualquier otro invento que apriete el cordón contra el bebé. No está demostrado que acelere a caída o que evite las hernias umbilicales y, sin embargo, puede incomodar al bebé e, incluso, dificultarle la respiración.
• Estirar del cordón para forzar la caída, aunque parezca que está seco y que casi se cae. Haciéndolo podemos ocasionar una hemorragia.

Ante qué señales deberíamos acudir al pediatra

Lo normal es que, siguiendo estos consejos, el ombligo se caiga entre 5 y 15 días después del nacimiento (dicen que a los bebés que nacieron por cesárea tarda más en caérseles, pero no he encontrado evidencia científica sobre el tema). Y lo normal es que no de ningún problema, pero debemos estar alerta y si vemos alguno de estos síntomas acudir al centro médico, por si acaso.

• Si el ombligo está húmedo y huele mal, e incluso supura.
• Si sangra, aunque puede ser normal un pequeño sangrado cuando se cae.
• Si la zona está hinchada, enrojecida o caliente.
• Si pasados los 15 días de plazo el cordón no se ha caído.