Como logopeda trabajo con sistemas de comunicación aumentativa desde hace más de 14 años. Los aplico con niños y con adultos y por supuesto también con nuestros mayores cuando su comunicación está alterada. Como madre, tenía claro que sería algo que iba a practicar, y es que todo son beneficios y hasta su padre, quien no le daba mucha importancia al método, ahora disfruta muchísimo cuando V signa para comunicarse.
En este artículo os hablaré muy por encima de esta metodología tan apasionante.
¿Qué es la lengua de signos para bebés?
También conocida como Baby Sing, es un método en que el adulto utiliza algunos signos de la lengua de signos española (LSE) para apoyar y dar énfasis al lenguaje oral que utiliza al comunicarse con su bebé, mejorando la comprensión de nuestras palabras. Eso en un inicio, en el que el bebé aún es muy pequeño para poderlos reproducir e imitar, pero el objetivo final es que más adelante sea el propio bebé quién los utilice para poder comunicarse con el resto cuando el lenguaje oral todavía no ha aparecido o es muy limitado.
Como apunte, recordemos que el bebé es capaz de conocer y retener muchas palabras (léxico pasivo o lenguaje comprensivo) y primeramente es más hábil utilizando sus manos, mucho antes de ser capaz de reproducir palabras a nivel oral.
¿Cómo y cuándo comenzamos a utilizar los signos?
Lo ideal es comenzar cuando el bebé es capaz de permanecer en sedestación es decir, sentado, lo que le permite tener las manos libres y establecer un contacto ocular adecuado con el adulto, quien estará cerca, procurando un ambiente tranquilo, en el que el bebé esté despierto, atento y observador. Haremos una selección de conceptos motivadores, que llamen la atención de nuestro bebé y que podamos utilizar con bastante frecuencia cuando le hablamos.
Los beneficios de usar signos con bebés
Son muchos y variados, pero los principales podrían ser:
- Reduce la frustración y los enfados que surgen cuando el bebé es aún muy pequeño para decir con palabras lo que quiere expresar.
- En relación al punto anterior, puede hacer más llevadera la famosa crisis de los dos años.
- Ayuda a aprender más y mejor el vocabulario.
- Favorece el desarrollo visoespacial y psicomotor.
- Es muy muy divertido tanto para los peques como para los adultos.
¿De dónde saco los signos?
Preferentemente utilizaremos signos de la LSE, que podremos encontrar fácilmente en la red o por ejemplo aquí. Por supuesto podremos utilizar también signos inventados siempre y cuando el entorno cercano del niño los conozca.
¿Y no interfiere en la adquisión del habla?
La respuesta rotunda es NO.
La enseñanza de sistemas aumentativos de comunicación (SAAC) siempre ha tenido ligada cierta connotación negativa. Años atrás se pensaba que el enseñar un SAAC a una persona evitaba que esta desarrollara el habla, haciéndola incluso «vaga». Esta es una lacra que vivimos en terapia aún muchas logopedas, pero desde hace años y hoy en día hay un consenso rotundo en la afirmación de que los SAAC no interfieren, y sí favorecen el aprendizaje del habla, y en los pacientes que por la causa que sea no pueden llegar a desarrollarlo al menos supondrá una manera más funcional de poderse comunicar con su entorno.
La experiencia en casa
Al igual que sucedió con el BLW (metodología de la que soy asesora), con el BabySing quise ser bastante constante y ponerlo a prueba en primera persona desde el principio, siendo bastante constante a pesar de que como os decía mi marido era reticente, no lo vio importante y no quiso colaborar. Este punto es importante porque favorece el aprendizaje de los signos por parte del bebé. La constancia y la generalización son necesarios pero a veces no tenemos la ayuda necesaria y no por eso vas a desistir. En esos casos, mi consejo es ¡hazlo igualmente! Y así fue.
Por ejemplo, algunos primeros signos que comencé a utilizar de manera progresiva con V fueron:
- Gato, perro.
- Mamá, papá.
- Comer, teta.
- Sueño (dormir), pañal
- Cantar, jugar.
De esto hace algo más de un año, V tenía 6 meses. Evidentemente tan pequeño él no podía imitar mis movimientos pero lo que observé es que cuando acompañaba mis palabras con algún signo, él se fijaba en mi cara (triangulando entre ojos, nariz y boca) y luego miraba mis manos atentamente y su expresión cambiaba ligeramente como si entonces estuviera descubriendo algo más allá, y es que con el signo lo que yo conseguí era enfatizar y reforzar el significado de la palabra, mejorando la comprensión de mi mensaje.
Pasaron meses y V seguía sin replicar los signos ni en imitación ni mucho menos en lenguaje espontáneo. Mi hijo hasta ahora no había sido ni muy gestual, ni muy expresivo, y de lenguaje oral/habla pues andamos muy cortos. Se defendía sobre todo con el señalado para hacerse entender (cosa complicada en muchas ocasiones) y aún así, hace cosa de unos pocos meses se inició tímidamente con algunos distintos a los originales y entonces comenzó a inventarse los suyos propios.
¿Y qué más puedo decir? Pues que cuando comienzan ya no paran y es una auténtica maravilla y un disfrute para toda la familia.
Daniel tiene tres meses y medio, pero sí que me gustaría aprender un poco más y utilizar signos con él. He leído a Míriam Escacena y Álvaro Bilbao. Por aquí también voy a ser la única que lo trabaje probablemente.
He empezado con teta y aúpa. Él ya se calma cuando ve que me pongo la mochila. Saben mucho más de lo que son capaces de expresar.
Hola Raquel. Totalmente cierto, el lenguaje y la comunicación entre el bebé y el resto de personas de su entorno comienza mucho más tempranamente de lo que uno se imagina. Vas por buen camino y te animo totalmente a seguir por él. Poco a poco, esto no es un examen al que haya que llegar con todo aprendido. Un abrazo.