Sabemos que los bebés descubren el mundo sobre todo por el tacto, todo lo que ven quieren cogerlo para manosearlo y chuparlo. Los pies también forman parte de esta comunicación con el entorno, por eso a la hora de elegir los zapatos que les pondremos cuando empiecen a pasar tiempo en el suelo tenemos que tener en cuenta ciertas cosas.
Ya en 1991, Pediatrics hizo una revisión de estudios llegando a las siguientes conclusiones:
- El pie como mejor se desarrolla es descalzo.
- El papel del zapato debería ser únicamente proteger y evitar infecciones.
- Un calzado rígido y compresivo puede influir en la pérdida de movilidad, la aparición de «juanetes», deformidad y debilidad. Así como interferir en la formación del puente.
¿Qué características deben tener los zapatos para un bebé que gatea?
Según el Instituto de biomecánica de Valencia (en su Revista de Biomecánica número 54, de julio de 2010, páginas 41-44) los zapatos para bebés que no andan deben cumplir 10 requisitos para evitar que interfieran en su movilidad y en su desarrollo.
- La función de estos zapatos es meramente estética y de abrigo. Un calcetín gordito en invierno nos podría hacer la misma función.
- Deben ser ligeros y flexibles, para evitar que sean un lastre para el bebé que comienza a desplazarse por sí mismo.
- Si los zapatitos que elijamos son de caña alta (botitas) esta debe ser muy flexible y no sujetar nada el tobillo.
- También deberían ser transpirables y tener aislamiento térmico. Para eso se los ponemos, ¿no?
- No deberían tener costuras en su interior. Para eso hay que meter la mano y tocar bien por todo. No queremos quitar el zapatito al bebé y ver todo su pie marcado con costuras que se le han estado clavando.
- La plantilla debería ser extraíble.
- Si lleva suela como tal esta debe ser blanda. Debemos poder doblarla sin problemas en todas direcciones y ángulos. Cuando un bebé gatea pone sus pies en posturas imposibles y se sienta sobre ellos, el zapato debe permitir todos estos movimientos. Además, la suela no debería medir más de 2 o 3 milímetros de grosor.
- La puntera ha de ser cuadrada o redonda, pero ancha, para permitir a sus deditos moverse libremente.
- La trasera debe ser muy flexible, recordemos que el tobillo tiene que estar completamente libre, y un poco alta, para evitar que el zapato se les salga a la primera de cambio.
- Pueden tener de forma opcional un refuerzo en la puntera y el talón que sirva única y exclusivamente como protección.
Aunque estas características están al alcance de todos los fabricantes no todos los zapatitos para bebés las cumplen. Por eso debemos estar atentos y comprobar bien los zapatitos antes de ponérselos a los bebés. Muchas veces los zapatos más caros no son los mejores para ellos.