La experiencia de Isa.
Con la llegada de la niña a nuestras vidas, nos dimos cuenta de que nada de lo que habíamos planeado iba a a salir bien. La cunita de colecho que con tanto amor habíamos preparado se iba a quedar nueva, y el capazo que con tanto mimo habíamos vestido también.
Poco a poco fuimos aprendiendo a escuchar a nuestro bebé y fuimos adaptándonos a sus necesidades, dejando de lado lo que habíamos preparado o buscándole nuevos y originales usos.
Estos fueron mis trucos con un recién nacido
- El colecho seguro nos dio margen desde el principio para dormir un poquito más y para que la lactancia fuera más cómoda para mí. Aunque teníamos cunita de colecho, esta solo sirvió como barandilla para que el bebé no se pudiera caer y como almacén de cosas que pudieramos necesitar a lo largo de la noche (pañales, toallitas, muselinas y agua).
- La mayor parte de los cambios de pañal, aun hoy, los hacemos con esponja y agua caliente. Para evitar tener de calentar agua en cada cambio tenemos un termo en su cambiador que llenamos de agua hirviendo cada mañana. Solo necesitamos mezclar con un poco de agua fría para tenerla a la temperatura ideal. Si el termo es bueno tendréis agua caliente hasta la noche.
- Como mi hija sus primeros meses de vida vomitó sin parar, harta de tener que cambiarla a ella, cambiarme a mí, y cambiar las sábanas, hacía la cama de la siguiente manera: funda para el colchón de esas de plastiquete, para que el colchón no se mojara en caso de accidente grave; un empapador o suapel grande, de los de 60×90; una sábana bajera; otro suapel; otra sábana bajera y así hasta tres capas. De esta forma, cuando vomitaba, solo teníamos que quitar una capa completa y la cama seguía hecha debajo. Bastante teníamos con asearnos el bebé y yo.
- Las primeras semanas entre la niña, que vivía pegada a la teta, y lo que a mí me costó recuperarme del parto, mi pareja preparaba la comida para los dos, la colocaba toda en un único plato grande y de ahí comíamos los dos, bueno, a decir verdad, comíamos de ahí los dos porque el me alimentaba en la boca, mientras yo estaba recostada porque no me podía sentar bien. Imagino que a muchos esto os resultará raro, pero para nosotros era un momento muy primario y muy especial.
- Como mi bebé nació en enero, yo estaba preocupadísima por que no pasara frío por las noches y me daba pánico que pudiera quedarse atrapada entre la sábanas. La solución fue que ella durmiera en uno de los sacos para el capazo que nos regalaron y que nunca llegamos a usar en la calle.
- El porteo ergonómico fue lo que nos permitió salir a la calle con la niña sin que fuera todo el camino llorando, pero no solo fue útil en la calle. Dentro de casa fue la única forma de poder hacer algo de vez en cuando. Incluso hoy, con 17 meses, son muchos los días que hago la comida con ella colgada de la espalda.
Espero que algunos de mis trucos os ayuden a pasar un poco mejor esos primeros meses de locura. No dejéis de leer los trucos para bebés recién nacidos de Nuria.